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Que siempre les dure la risa 💛

  • montsgonz
  • 30 abr
  • 2 Min. de lectura



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Hoy es Día del Niño, y el mundo parece pintarse con crayones de colores.


Hay risas en las plazas, globos que vuelan como sueños, papel picado, canciones, dulces, abrazos apretados. Es un día alegre, tierno, lleno de energía. Como ellos.



Y en medio de todo ese torbellino de entusiasmo chiquito, hay algo que no deberíamos olvidar: los niños no solo vienen al mundo a aprender… también vienen a enseñarnos.


Nos enseñan a vivir en el presente, sin reloj ni agenda.

A asombrarnos con cosas simples: una mariposa, una burbuja, un perro con suéter, un disfraz, una caricatura.



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Nos recuerdan que llorar está bien, que reír a carcajadas es necesario y que siempre hay tiempo para inventar un juego nuevo con una caja vacía.


Nos enseñan a ser auténticos, a decir lo que sentimos sin vueltas, a preguntar cuando algo no se entiende y a querer sin miedo ni condiciones.


Por eso, en su día, no solo toca celebrarlos. También toca cuidarlos, acompañarlos, escucharlos y ayudarlos a crecer con todo lo que merecen: amor, alegría, apoyo, seguridad, confianza y muchísimos motivos para seguir creyendo que el mundo es un lugar maravilloso.



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Porque cada vez que haces reír a un niño, le estás regalando un recuerdo feliz.


Cada vez que los animas, los contienes, los inspiras, estás fortaleciendo a las personas que serán mañana.


Y no hace falta hacer algo enorme: a veces, un ratito de atención, un "estoy acá", un “qué bueno que existís” puede cambiarles el día.


Así que hoy, en el Día del Niño, celebremos todo lo que son y todo lo que nos enseñan.

Y también todo lo que podemos hacer para que sigan creciendo con alegría, con alas grandes y el corazón protegido.




Porque sí: los niños brillan.

Y el mundo es un lugar mucho mejor cuando nos comprometemos a cuidar esa luz. 🌟



 
 
 

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